sábado, 8 de octubre de 2011
EN NUESTRO 26° ANIVERSARIO COMO IGLESIA
martes, 13 de septiembre de 2011
¿QUE ES LA CONVERSIÓN?
lunes, 4 de julio de 2011
ES NECESARIO DECIR LA VERDAD
http://youtu.be/cSiawz5JcNU
Ministrando a tu pastor
ENCONTRÉ ESTE ARTÍCULO en un link de la página "Reformado-reformandome", lo encuentro muy interesante. A veces, como pastor NO nos atrevemos a mostrarnos como somos: "seres humanos falibles". Se los comparto.
Empezamos con un pasaje de Escritura de Romanos 1:8-12. Pablo le dice a la iglesia:
En primer lugar, doy gracias a mi Dios por medio de Jesucristo por todos vosotros, porque por todo el mundo se habla de vuestra fe. Pues Dios, a quien sirvo en mi espíritu en la predicación del evangelio de su Hijo, me es testigo de cómo sin cesar hago mención de vosotros siempre en mis oraciones, implorando que ahora, al fin, por la voluntad de Dios, logre ir a vosotros. Porque anhelo veros para impartiros algún don espiritual, a fin de que seáis confirmados; es decir, para que cuando esté entre vosotros nos confortemos mutuamente, cada uno por la fe del otro, tanto la vuestra como la mía.
Quiero hablar de nuestra responsabilidad de ministrar a nuestro pastor. Hemos escuchado muchas veces que todos los cristianos son ministros, de acuerdo con Efesios 4:12. Enfatizamos en las clases de Escuela Dominical la necesidad de orar el uno por el otro y animarse en la fe, pero pienso que a veces nos olvidamos que nuestro pastor es uno de nosotros. Entonces quiero recordar la razón por la que necesitamos ministrar a nuestro pastor, cómo podemos hacerlo mejor, y qué podemos esperar como resultado.
Primeramente, ¿por qué debemos ministrar a nuestro pastor? La razón es que él es humano y un amigo creyente como nosotros. Como hombre, él es sensible a las tentaciones así como nosotros. La fe no es automática para él solo porque es el pastor. No es más fácil para él ser una persona cariñosa, esperanzada de lo que es para nosotros. Sus recursos en la batalla de fe no son mejores que los nuestros. Él es uno de nosotros.
Más que eso, las cargas únicas de su llamado demandan nuestra fiel ministración hacia él; por ejemplo, la preocupación administrativa de ver que cien detalles sean completados. Ni nos damos cuenta de muchas de esas cosas. También está el llamado de escuchar y predicar los mensajes de Dios semana tras semana. Nunca pienses que estos mensajes vienen fácilmente para el pastor. Si son consistentemente bíblicos, requieren mucho trabajo fuerte. Muchas lágrimas son derramadas en el estudio de los sermones del pastor que no vienen simplemente. Si nosotros nos sentimos secos espiritualmente quizás no vayamos a la iglesia o vayamos por una renovación, pero ¿a dónde puede ir el pastor?
Después, hay la preocupación de querer que su iglesia actúe más como Jesús y que sean la luz del mundo. Pablo dijo a los gálatas (4:19), "Hijos míos, por quienes de nuevo sufro dolores de parto hasta que Cristo sea formado en vosotros." Nada pesa más en el corazón del pastor que cuando su iglesia no crece en fe, amor y rectitud.
Ustedes pueden hacer listas más largas de las presiones del pastor, pero ahora consideremos cómo podemos ministrar a nuestro pastor.
La mejor manera de sobrellevar las preocupaciones de nuestro pastor es siendo un Cristiano. Pablo dice en Filipenses 2:2-3, "haced completo mi gozo, siendo del mismo sentir, conservando el mismo amor, unidos en espíritu, dedicados a un mismo propósito. Nada hagáis por egoísmo o por vanagloria, sino que con actitud humilde cada uno de vosotros considere al otro como más importante que a sí mismo." En otras palabras, nada podrá refrescar a nuestro pastor como una congregación que es humilde, amable, que se parece a Cristo. Pablo dijo a la iglesia Romana, "Porque anhelo veros para… [Que] nos confortemos mutuamente, cada uno por la fe del otro, tanto la vuestra como la mía.” (1:11-12). Nuestra fe es una fuente de gran ánimo para nuestro pastor. Entonces seamos una iglesia de creyentes.
Aparte de eso, tengo tres sugerencias específicas de cosas que podemos hacer para ayudar a nuestro pastor y aumentar los frutos de su ministerio.
- Orar por él cada día. Escríbelo para no olvidarte. Y no sólo digas, "Señor bendice al pastor.” Se específico. Ora por su salud, sus mensajes, su familia, sus visitas, sus defectos y debilidades. Ponte en su lugar y trata de sentir con él mientras oras.
- Segundo, haz todo lo posible para decirle unas palabras de ánimo. Escríbele una nota en la tarjeta de registración, manda una carta a su casa de vez en cuando; llámale por teléfono. Habla con él a solas alguna vez, mírale directamente a la cara y dile, "Aprecio tu trabajo, pastor, y estoy orando por ti a diario." No te conformes con saludos después del servicio de Domingo.
- Tercero, amonéstalo con un espíritu de perdón. Nunca he hablado con alguien que esté completamente satisfecho con su pastor. Hay un simple razón: Todo hombre es imperfecto. Parece que algunas personas nunca comprenden eso y van de iglesia en iglesia en búsqueda del pastor perfecto. Eso es imposible. Es mucho más importante encontrar una iglesia donde puedes sentirte en casa y considerar tu responsabilidad de toda la vida el ayudar al crecimiento de tu pastor. Todos desean cambiar algo de su pastor, pero, ¿cuántos de nosotros nos hemos dedicado a orar seriamente sobre eso? Y, ¿cuántos se han sentado con él y con un espíritu humilde y de perdón lo han amonestado para que cambie? Si lo amamos lo vamos a hacer... y no da tanto miedo hablar con él.
Esas son unas de las maneras de ministrar a tu pastor. Puedes pensar en otras.
La última pregunta que hice fue, ¿Qué podemos esperar como el resultado de nuestro ministerio? Podemos esperar un pastor que esta refrescado, lleno de esperanza y listo para trabajar. Así nuestro ministerio regresará a nosotros como un bumerán y creará gente que está refrescada, llena de esperanza y lista para trabajar. Entonces el mundo sabrá que Cristo es real y está trabajando en nosotros
jueves, 14 de abril de 2011
¿QUÉ TAN PELIGROSA ES LA ORTOPATÍA EN LA VIDA DE UN CRISTIANO?
Dentro de la línea reformada, y como premisa de muchos teólogos ortodoxos, la “ortopatía”(léase “los sentimientos”) es vista como un elemento casi de tercera categoría. Hablar de “sentir” a Dios o ser “emocionalmente” tocado por Él, muchas veces no se es bien visto, e inclusive se restringe a su mínima expresión. Como “resultado” no es muy difícil distinguir a un cristiano que es un “serio estudiante ortodoxo” de un cristiano que “es gobernado por sus emociones”. Aún, inclusive esta distinción se nota en las denominaciones existentes: ¿100% ortodoxas? Presbiterianos; Bautistas Reformados, etc. ¿100% Ortopaticas? Bautistas “carismáticos”; Pentecostales; Asambleas de Dios, etc.
Pero, realmente, ¿qué tan peligrosa es la ortopatía en la vida de un cristiano? ; ¿Se debe rechazar TODO lo relacionado con “sentimientos”? o ¿Son los sentimientos los mejores “indicadores” de la voluntad de Dios para sus hijos?
El debate es grande, largo, ha durado y durará mucho. No obstante, basados en lo estudiado en la lección número uno, podemos tener respuestas muy claras y bíblicas.
Primero: erróneamente se relaciona “ortopatía” con CUALQUIER sentimiento que se experimenta, olvidando que el concepto de ORTOPATÍA, conlleva: Sentimientos o emociones correctas. Vivir para Dios envuelve asegurarse que nuestros sentimientos más profundos están a Su servicio. Nuestras alegrías, nuestras desilusiones, nuestro enojo, deben traerse a la conformidad con la voluntad de Dios. La clave es la palabra “CORRECTAS”, el detalle no son los “sentimientos” sino que estos sean correctos, PARA: servir a Dios inclusive a través de ellos.
Segundo: ya que por el hecho de que: “los teólogos profesionales, no valoran las emociones o no se han desarrollado emocionalmente.” esto resulta en restringir el estudio de Dios a un mero ejercicio académico e intelectual. Dejando a un lado la ortopatía, es decir, los sentimientos o emociones correctas.
Tercero: después de la segunda guerra mundial surge la “seudo ciencia” llamada Psicología, la cual aporta anti valores cristianos tales como la “neutralidad moral”, invadiendo la sociedad, y actualmente infiltrando las iglesias evangélicas con su “veneno” humanista y pragmático. El hombre, “gracias” a la psicología, ya no es el Homo Sapien, sino el Homo Sentimentus; el grito de guerra es “si lo sientes…HAZLO”. Esto ha motivado que muchos teólogos sean “escépticos” en cuanto a este tipo sentimientos, Y ESTÁN EN LO CORRECTO, pero esto no implica rechazar los sentimientos o emociones correctas (Ortopatía).
Cuarto: la ortopatía se ve reflejada en muchos escritos bíblicos, inclusive en la vida de Jesús (Marcos 10:14, “Jesús…se indignó”; Lucas 2:44, “estando en agonía”; Juan 11:35, “Jesús lloró”) Por lo tanto, los sentimientos son parte del ser humano y han sido dados por Dios, PERO…deben ser los correctos.
Entonces, respondamos a nuestras interrogantes:
- ¿Se debe rechazar TODO lo relacionado con “sentimientos”? NO, los correctos, los guiados por la Palabra de Dios y el Espíritu Santo, son necesarios. La ortopatía es PARTE integral de una buena teología.
- ¿Son los sentimientos los mejores “indicadores” de la voluntad de Dios para sus hijos? NO, los indicadores de lo voluntad de Dios se encuentran en la Biblia. Los sentimientos cambian, la Palabra de Dios permanece para siempre.
- ¿Qué tan peligrosa es la ortopatía en la vida de un cristiano? Aquí debemos recordar la INTERACCIÖN NECESARIA entre la ortodoxia, ortopraxis y ortopatía. Los sentimientos o emociones correctas que se someten a la Palabra de Dios deben ser puestos a SU servicio y ¡que más hermoso es ser “conmovido” por la verdades eternas! Ya sea al momento de estudiar (ortodoxia) o vivir (ortopraxis) lo requerido por Dios.
En el Amor de Cristo,
Rvdo. Fernando Corales, Viña del Mar, Chile
miércoles, 13 de abril de 2011
DEFINIENDO TEOLOGÍA… UN ANTES Y UN DESPUÉS
Si se me pide que defina lo que es “teología” para mí, inmediatamente debo hablar de un ANTES y un DESPUÉS en este aspecto.
El ANTES es mi periodo cuando abrazaba una doctrina que al principio estaba bajo la premisa de “La mucha letra mata”, por lo tanto el concepto de “teología” o “estudiar teología” no era bien visto. Cuando empecé a estudiar sistemáticamente las Escrituras (Universidad FLET) me empecé a dar cuenta lo errado y fuera de contexto que estaba dicha premisa. Una vez que egreso como Licenciado en Teología estoy plenamente convencido que la teología (el estudio de Dios) era parte vital en la vida del Cristiano.
El DESPUÉS viene cuando, ya siendo pastor, Dios me lleva a abrazar las Doctrinas de la Gracia, la Fe Reformada en toda su dimensión. Desde ese momento la teología se fundamenta como la base necesaria para la vida como hijo de Dios. Conocer QUIEN es Dios, como actúa, que pide es la tarea y el desafío que día a día debo, por Gracia, procurar vivir en cada área de mí ser.
En base a lo dicho por el Dr. Richard Pratt Jr., que no solo define magistralmente lo que es teología sino describe la interdependencia en cuanto al conocimiento, acción y sentimiento de ésta, personalmente me inclino por las definiciones dichas por Aquino y Frame. Así como debo dedicarme a la teología como una ciencia, y todo lo que esto implica, también debo preocuparme de que este conocimiento sea aplicado a todas las áreas de mi vida.
Las palabras dichas por Jesús en Lucas 6:46, "¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo?”, me demuestran que mi conocimiento (ortodoxia) “Señor, Señor”, solo es válido cuando mis hechos (ortopraxis) “y no hacéis lo que yo digo” son consecuentes, es decir, VIVO lo que creo.
También es interesante ver como la ortopatía no debe descuidarse, ya que cuando están la ortodoxia y la ortopraxis correctas, sin lugar a dudas nuestros sentimientos son afectados.
Todo esto bajo el sabio consejo que el Dr. Pratt dice al final de la lección uno: Nos equiparemos bien para seguir la teología en maneras que le ofrecerán servicio significativo a Cristo y a su Iglesia. Esto sólo se logra con una correcta interacción en las tres áreas.
Finalmente, yo defino teología como:
El interés y estudio intelectual, en forma disciplinada, de Dios y todas las cosas relacionadas con Él,
con el sólo fin de aplicarlas a todas las áreas de mi vida, inclusive mis sentimientos.
Está definición la sacó no olvidando el ANTES y el DESPUÉS que tuve que vivir respecto a lo que verdaderamente era la teología.
En Cristo,
Rvdo. Fernando Corales
Chile.